Si el Pabellón Mudéjar remite en sus formas y materiales a la época gloriosa andalusí, el conocido durante la Exposición Iberoamericana de 1929 como Pabellón de Bellas Artes, de nuevo diseño de Aníbal González, nos recuerda, mediante la imitación del estilo renacentista con el que se construye, a otro de los periodos más importantes de la historia de Sevilla, el siglo XVI, los años de la llegada del emperador Carlos V y el Renacimiento a la ciudad, de Sevilla en fin como Puerto de Indias y de su monopolio comercial con las colonias de Ultramar.
Indirectamente, por ser el estilo renacentista una recuperación del saber y arte clásicos, este pabellón nos remite a su vez a Roma, a la Hispalis imperial; de hecho, hoy en día el edificio es desde 1941 sede del Museo Arqueológico Provincial, donde destaca, además de tesoros prerromanos como el Carambolo, una importante colección de piezas romanas, procedente en gran medida de la vecina Itálica, de donde provienen los antiguos emperadores Trajano y Adriano.
El edificio alberga también los fondos del Museo Arqueológico Municipal, creado en la segunda mitad del XIX a iniciativa de D. José Gestoso y que fue inaugurado en su primitiva sede de la Torre de Don Fadrique en 1895 por la misma Infanta María Luisa que hoy da nombre al parque.